EL YOGA ENSEÑADO POR VINAY KUMAR
Por Jessica Moroni
No todas las experiencias se pueden transmitir con palabras y lo que voy a contar es parte de ese ámbito de vivencias que por su amplitud y profundidad, y por su impacto en el recorrido vital, no se pueden expresar por completo con el lenguaje: se trata del yoga enseñado por Vinay Kumar.
Después de haber practicado yoga durante algunos años en Europa, en 2014 decidí viajar a India para conocer los orígenes de esta disciplina.
Habían pasado 10 años desde mi primer viaje a India durante el cual fui a conocer el norte del país. Esta vez me dirigía al sur, a la ciudad de Mysore, más conocida por ser la cuna del Ashtanga Yoga.
Aconsejada por mi profesora y amiga Margherita Bertoli, me matriculé en el curso de Back Bending de Vinay Kumar, un maestro aún poco conocido que acababa de trasladarse al barrio de Gokulam.
Cuando las clases empezaron, fue toda una sorpresa ya que no sabía exactamente en qué consistía la práctica. Las alumnas (eran casi todas mujeres) realizaban asanas invertidas realmente complejas que requerían un alto nivel de preparación bajo la guía atenta y personalizada de Vinay. La concentración se mezclaba con el respecto y la devoción.
Expliqué a Vinay Kumar mi situación: había elegido el curso de Back Bending para reeducar mi columna y fortalecer la espalda, porque hacía años que sufría de un dolor en la zona lumbar. Vinay me aceptó en el curso y pasó la primera semana de clase observando cómo respondía a la práctica: observó mi columna, como realizaba las posturas y entendió como intervenir. Después de una semana de práctica el dolor había
desaparecido. Al cabo de un mes podía realizar muchas posturas invertidas que para mí representaban un gran logro: mi cuerpo entero había cambiado, me sentía más joven y la experiencia me permitió conectar con una fuerza interior que no conocía.
Me fui de Mysore muy agradecida, con una práctica renovada y sobre todo asombrada por la profunda sabiduría del maestro que había conocido, capaz de descodificar el cuerpo y la mente de sus alumnos y guiar con confianza y respecto.
Un año más tarde, volví a India para cumplir el sueño que maduré desde el viaje a Mysore: formarme como profesora de yoga en la escuela de Vinay Kumar.
Llegué a la India a finales de julio, pocos días antes del comienzo del curso. Todos las clases volvían a empezar después de la pausa de verano y había muchos nuevos practicantes en la Shala, pero, con mi gran asombro, yo era la única alumna matriculada en el Teacher Training (TTC). Vinay Ji me dijo sonriendo: “Eres la única alumna del curso”.
Los primeros días fueron difíciles: no conseguía hacerme al horario de la India, dormía mal, la comida me sentaba mal, estaba agotada por la práctica y básicamente tenía miedo de no poder llegar hasta el final.
Vinay Ji supo utilizar su autoridad de maestro de la mejor manera: en unos días me volqué completamente en la práctica y en el estudio. ¡Todo lo que aprendía me entusiasmaba y adoraba las clases a solas con él!
Durante el primer mes de Teacher Training las clases empezaban a las siete: yo participaba en la primera clase de Prana Vashya con los otros practicantes. La práctica duraba cerca de dos horas. Luego había un breve descanso de 10 minutos y entonces empezábamos con las clases de Pranayama. A continuación todo el mundo se iba y yo me quedaba en la Shala, o salía a comer un poco de fruta. Tenía 15 o 20 minutos: en
ese tiempo Vinay Ji se cambiaba, se ponía su ropa blanca, encendía los inciensos y cantaba los mantras mientras hacía las ofrendas a los dioses de su altar. Al principio le escuchaba de lejos, preocupada en recuperar algo de fuerzas comiendo unos dátiles, pero con el tiempo empecé a asistir a todas las Poojas.
Muchas veces mientras Vinay Ji realizaba su oración, yo practicaba algún ejercicio o apuntaba cosas en mi libreta o simplemente le observaba. El no dejó de hacer la Pooja ni un día.
Después de esta pausa más larga, tenían lugar las clases específicas del TTC en las que abordábamos el yoga desde la teoría filosófica o desde la práctica. El programa del primer mes incluía el aprendizaje de los mantras al Sol y ocho tipos distintos de Surya Namaskar.

“¿Que es el Yoga para ti?” fue la primera pregunta que Vinay Ji me hizo en el primer día de clase. Intenté dar la mejor explicación posible según mis conocimientos: hablé de la unión de mente y cuerpo, de un recorrido vital y de las sensaciones vividas durante la práctica… un conjunto de ideas aun poco estructuradas.
Ahora sé que la pregunta de Vinay Ji no era una simple curiosidad, sino que era el punto de partida de su enseñanza.
Como pude aprender desde la primera clase, la forma de enseñar de Vinay Ji es extremadamente estructurada, minuciosa y exigente. Sin apoyarse en apuntes, el tenía muy claro todos los temas a tratar cada día, que eran muchísimos. En las clases teóricas me sentaba en la esterilla, evitando apoyar la espalda a la pared y apuntaba todos los temas en una libreta. Por la tarde en casa, transcribía el contenido de cada clase a otro cuaderno. Una vez terminado el curso, cuando volví a mi país y di mis primeras clases de Prana Vashya, ese cuaderno se convirtió en una especie de Biblia personal a la que recurrir cuando tenía dudas sobre los ajustes de una postura o no sabía responder a alguna pregunta de mis alumnos. Fue seguramente el documento más importante que recibí en el Teacher training, porque allí está anotada toda la enseñanza que recibí de Vinay.
El plan de estudio del segundo mes fue aun más intenso. Las clases empezaban a las 5,15h de la mañana, antes de la práctica general de Prana Vashya. Yo me despertaba a las 4,30 h; salía de casa cuando era de noche y en las calles solo había perros sueltos.
Al principio del segundo mes mi practica había cambiado mucho, había desarrollado mucha fuerza y sobretodo mi control de la respiración había mejorado gracias a la práctica del Pranayama. Cuando decidí realizar el TTC con Vinay yo tenía 31 años, llevaba unos años de práctica pero todavía no conocía el Pranayama y su capacidad de potenciar la concentración y la mente. Aunque la mayoría de las veces en la práctica existía una lucha interior entre la mente y el cuerpo, comprendí que el aprendizaje del Pranayama es muy valeroso y sutil: se descubre lentamente, poco a poco entra en ti y finalmente te das cuenta que lo tienes. Es un estado de concentración profunda, un silencio vasto, un tiempo ausente; una herramienta para medirnos interiormente y encontrar la lucidez en el caos de las emociones, en otras palabras para observarnos con distancia.
El programa del segundo mes estuvo totalmente enfocado a la enseñanza de la secuencia de Prana Vashya.
Cada día después de haber hecho mi práctica y haber asistido a la práctica de los demás y después de la clase de Pranayama, finalmente repasábamos las posturas por separados: Vinay Ji me enseñó meticulosamente todas las versiones de las posturas para estudiantes principiantes y avanzados. Me enseñó los ajustes para corregir los alumnos en cada asana y utilizando solo la punta de los dedos, y finalmente como aplicar estos ajustes a mi misma para auto-corregirme en la práctica.
El objetivo del curso es aprender a dirigir una clase de Prana Vashya conociendo la secuencia en todos sus detalles: por esto se requiere mucha atención para transcribir con exactitud y memorizar todas las frases para dirigir la secuencia de Prana Vashya, una labor que tardé varios días en realizar.
A esto se sumaba el aprendizaje de nuevos mantras, la práctica de algunas Kriyas (Jala Neti, Sutra Neti,
Trataka y Kunjali), el estudio de la teoría del Pranayama, la memorización de los nombres Sanscritos de las asanas y la práctica de una dura serie de abdominales que iban a ser parte del examen final. En las clases individuales yo dirigía la secuencia mientras los dos practicábamos y Vinay Ji me corregía con la voz.

Los exámenes fueron muchos y exigentes: tuve que practicar la secuencia de P. V. delante de la madre de Vinay Ji y responder a un cuestionario con preguntas sobre la secuencia y el yoga en general.
A pesar de tener cierto temor de las pruebas finales, me agradaba la idea de tener como juez a la madre de Vinay Ji, una mujer muy observadora que desde el principio me transmitió serenidad y paz.
Otra de las pruebas consistió en dirigir dos clases regulares de Prana Vashya: en una de ella tuve que practicar y dirigir los alumnos de Vinay Ji, en la otra tuve que dirigir la secuencia y corregir los estudiantes poniendo en práctica los ajustes. Una última prueba consistía en hacer la secuencia de abdominales dirigida por Vinay Ji ¡sin desistir hasta el final!

Sin duda, la satisfacción de llegar hasta el final de este recorrido fue muy grande. Fue realmente emocionante recibir la aprobación de Vinay Ji y sus palabras de constante motivación y apoyo.
El conocimiento de Vinay Kumar y su forma de transmitirlo le hacen un verdadero maestro, capaz de convertirse en una energía sutil que te sostiene durante el proceso de aprendizaje y que se mantiene viva en el tiempo. El núcleo de su enseñanza se encuentra en un concepto clave: cada uno de nosotros tiene una guru interior, un maestro, a quien tenemos que encontrar y dejar salir a la luz.
La formación de Vinay Kumar en psicología y su intuición aguda le convierten en un gran pedagogo, mientras el estudio y la gran experiencia en el yoga, le permiten ser un gran teórico.
La secuencia de Prana Vashya es construida desde la minuciosidad y los detalles. Cada vinyasa, cada respiración, cada asana de la secuencia están pensadas con una función física, fisiológica y psicológica moduladas por la respiración y las contribuciones del Pranayama.
Pero el Prana Vashya es mucho más que Asanas y Pranayama: es la aplicación práctica y detallada de una teoría holística sobre el ser humano, un sistema filosófico aplicado con rigor científico y en continua evolución – recientemente Vinay publicó la segunda serie de Prana Vashya.
Ahora, cada vez que apoyo los pies sobre la esterilla, me paro de pie y respiro profundamente, enseguida conecto con el espacio de la Shala, ese lugar tan especial que durante dos meses fue como una casa para mí. Mientras practico, asana tras asana, a veces todavía me siento allí, en la Shala del Prana Vashya Institute, recuerdo la textura y las manchas de su suelo que tantas veces me sirvieron para fijar la mirada,
unas manchitas negras en la piedra gris.
Siempre agradeceré este aprendizaje y el haber conocido un verdadero maestro profundamente implicado en su labor y un practicante ejemplar, humilde y con mucho sentido del humor, apasionado, generoso y profesional. Un profundo conocedor del camino del yoga y un sabio habitante del mundo.
Vinay Kumar viajó a Granada en 2016 con su familia, invitado por Jessica Moroni a impartir su primer taller intensivo de Prana Vashya en España.
CLASES DE VINAY DURANTE LA BYC 2018:
20 Julio | 9:00-10:45h – Prana Vashya Yoga
21 Julio | 8:30-10:15h – Prana Vashya Yoga
22 Julio | 8:30-10:15h – Prana Vashya Yoga
23 Julio | 10:00-18:00h – Prana Vashya Post Conference